Este año, Tobarra será la sede del XXI Encuentro Provincial de Clubes de Lectura de Albacete.
En el sureste de Albacete, en la comarca Campos de Hellín, nos espera Tobarra en un entorno privilegiado para la agricultura con una fértil huerta que favorece el cultivo de frutales, entre los que destaca su albaricoque Moniquí, convertido en una de sus señas de identidad.
Las fuentes escritas y los restos arqueológicos evidencian su larga historia, con especial protagonismo en época musulmana al encontrarse en zona fronteriza. De ahí parte de su entramado urbano, su toponimia y los restos de fortificaciones como el Castellar de Sierra o los llamados Ojos del Diablo, en uno de sus enclaves más emblemáticos que ofrece unas vistas inigualables y alberga el santuario de Nuestra Sra. de la Encarnación y del Cristo de la Antigua, patronos de la localidad. Un edificio impresionante y con una larga historia en el que destaca un precioso artesonado mudéjar del s. XIV y las pinturas murales del s .XVIII.
También podemos disfrutar de unas vistas magníficas del municipio, de su vega y de su primigenio enclave subiendo el cerro de Santa Bárbara, donde desde hace un siglo el Reloj de la Villa marca el paso del tiempo.
Se conservan vestigios importantes de épocas anteriores como el conjunto rupestre visigodo de Alborajico, aproximadamente del s. V, en la pedanía de Aljubé, cerca de la laguna de Alboraj, un particular enclave natural que junto al saladar de Cordovilla, ofrecen una indudable riqueza paisajística y botánica con endemismos únicos que lo convierten en uno de los mejores saladares interiores de la península.
Del s. XVI y XVII son algunas de sus construcciones más importantes, varias casas blasonadas en la calle Mayor y la iglesia de la Asunción que guarda una de las imágenes más queridas por sus habitantes, una espléndida talla de la Dolorosa de Salzillo, encargo de los franciscanos del convento de San José, del que se conserva una parte y que actualmente alberga algunos pasos, una exposición y un archivo de la Federación de Cofradías. También la iglesia de San Antón y la ermita de la Purísima, ésta con unas ricas pinturas murales del s. XVIII descubiertas en la restauración que la convertiría en la actual sede del Museo del Tambor, con piezas de distintas partes del mundo y algunas joyas de la artesanía tobarreña.
Y es que Tobarra no se puede entender sin su amor a este instrumento del que se considera cuna, por eso es famosa su Semana Santa, declarada de Interés Turístico Nacional y su tamborada única, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad: 104 horas ininterrumpidas de toque de tambor desde Miércoles Santo a Domingo de Resurrección que culminan en un multitudinario acto de cierre entorno al Monumento al Tambor, que acaba de cumplir 30 años.
Tobarra nos ofrece una gastronomía rica y variada con productos de su huerta como las habas, famosas en toda la provincia, el mencionado moniquí o la uva monastrell y sus excelentes vinos de D.O. Jumilla, así como embutidos y una suculenta y variada pastelería con sus típicas toñas.